Desde la búsqueda de la(s) posible(s) causa(s) a la eliminación de los síntomas.
Cuando oyes por primera vez esta palabra, pones los ojos en blanco para tus adentros: agua fecal. Significa que las patas traseras están manchadas y marrones y posiblemente que la cola del caballo esté completamente pegada y apelmazada. En los peores casos, incluso se observan problemas cutáneos alrededor del ano y en los corvejones. La mayoría de las veces no se tiene una idea clara de dónde procede y, sobre todo, de cómo conseguir controlarlo. Siempre es una tarea en dos actos: encontrar las causas y aliviar los síntomas. La primera parte consiste en analizar, probar y mantener la calma. La segunda parte se basa lógicamente en los resultados de la primera, pero sin duda puede acelerarse y apoyarse con suplementos.