Gracias a la modificación química selectiva, los piretroides son más estables y su eficacia es más duradera que la del piretro natural. Esto suena positivo a primera vista, pero: debido a su longevidad, los piretroides pueden penetrar en el organismo de los mamíferos, aunque sólo sea en pequeñas cantidades. Pueden absorberse a través de la respiración, la piel o los alimentos. Cuando se utilizan como aerosol, las toxinas se absorben directamente a través de los pulmones hacia el torrente sanguíneo. Por ello, existen restricciones en el uso de piretroides, sobre todo en gatos, ya que son menos capaces de metabolizarlos que otras especies animales. Los gatos también son especialmente susceptibles a la intoxicación por piretroides, que suele ser mortal. Sin embargo, algunos efectos secundarios también pueden producirse en humanos.